Un niño se arriesga a morir por la negativa de sus padres a que le extirpen un ojo

(foto referencial)

¿Primero la salud o la propia cultura? Ésta es la pregunta que se ha abierto en Italia ante el caso de Jeremy, un niño eritreo de cuatro años a quien le ha sido diagnosticado un tumor maligno en el ojo. Los padres del pequeño no quisieron seguir los consejos del médico y operar retirando el glóbulo ocular para evitar que el tumor se extendiera por otros órganos, porque para ellos, perder un ojo equivale a una maldición.

"Nosotros esperamos que suceda un milagro, Dios no nos abandonará", comentaron los padres del pequeño cuando un grupo de voluntarios acudió a su casa para informarles del peligro de no llevar a Jeremy a un hospital. Ante la negativa los Servicios sociales de Pádua presentaron una denuncia en la magistratura, obteniendo del Tribunal de Menores, una sentencia por la cual se obligaba a ingresar al niño en un hospital.

Cuando los Servicios sociales llegaron a la casa familiar, se encontraron con un muro humano de eritreos que impidieron ejecutar la sentencia, por lo que al final tuvo que intervenir la policía que se llevó al niño al hospital en medio del griterío familiar. La reacción de los padres la explica hoy a los medios el asesor Claudio Sinigaglia, quien consiguió convencer finalemnete a los padres para que acompañaran a su hijo al hospital. 

"Los padres temían, y temen todavía hoy, los efectos de la operación, porque para ellos la pérdida de un ojo por parte de un niño es una tragedia que conlleva implicaciones psicológicas profundas", señaló Sinigaglia, comentando que se trata de una creencia popular que ahonda en "simples supersticiones".

El pequeño y su familia cuentan ahora con el apoyo de un psicólogos para evitar que el remedio sea peor que la enfermedad, porque existe el riesgo de que la comunidad eritrea rechace a Jeremy una vez regrese a casa tras la operación.

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